(Artículo sobre "Lecciones de Fe" publicado en su columna "Hable con Ella", del Diario El Comercio - Domingo, 26 de setiembre de 2010)
“Lecciones de fe” es una obra sobre asuntos muy serios que termina arrancándonos no pocas carcajadas. Se trata pues de una metacomedia, porque no solo se refiere al mundo que representa, sino principalmente a sí misma, haciendo gala de su condición de artificio. Contradiciendo –o complementando– de alguna manera lo que dice Woody Allen (Comedia es tragedia más tiempo), la obra nos instala en el epicentro del presente, y lejos de burlarse del mismo o de la realidad que lo habita con distancia escrutadora, la dramaturga Claudia Sacha lo disecciona con un diestro escalpelo y le saca las vísceras con aparente candor.
El elenco que “recibe” estas lecciones de fe está formado por Elvira de la Puente (Esperanza); Haydeé Cáceres (María Fe), su media hermana, y Emmanuel Soriano (Felipe), el hijo criado por ambas desde pequeño. Como “actores invitados” figuran, respetando las jerarquías, Dios y todo su séquito (incluyendo especialmente a San Crispín); el alcalde de turno, y Demóstenes, el gato de la casa, cuya cola envidiaría cualquier felino. Todos ellos bajo la solvente dirección de Carlos Acosta, que ha tenido que lidiar no solo con las dificultades propias de un montaje terrenal de teatro independiente (sin mayores recursos técnicos, apoyado básicamente en la creatividad y el talento), sino con las fuerzas divinas y el ensañamiento de la adversidad que exige la puesta.
El argumento colinda con el convulsionado proceso electoral por el que atravesamos, y nos recuerda, con cierta inflexión ligera, que el fanatismo de cualquier tipo es una venda pesada sobre los ojos, los oídos y el alma. Destino que eligen algunos o simplemente les es impuesto como un sello indeleble en su partida de nacimiento. Aquí los parecidos de cualquier tipo no son ninguna coincidencia.
Resulta un placer particular ver nuevamente a Elvira de la Puente en su dimensión escénica en el papel de Esperanza, como la ex militante de un partido político que vive recordando viejas glorias no siempre con muy buena memoria. Haydeé Cáceres es una fuerza desatada de la naturaleza en su papel de María Fe, la encarnación de la devota fiel que confía plenamente en que todos los santos le solucionarán la vida a cambio de que ella cumpla con los respectivos rituales, rezos y cánticos, premunida de abundantes velas e incienso. Considerando que está entre dos actrices contundentes, una grata sorpresa es la actuación del joven Emmanuel Soriano, como Felipe, que logra componer un personaje sólido que oscila entre la desesperación y el desamparo.
Aunque hay algunas reiteraciones de las que podría haberse prescindido, otro acierto en la obra de Claudia Sacha es que mira a sus personajes como personas, con un aliento no exento de ternura y de piedad en medio de sus debilidades, ya que se trata de tres almas perdidas en una casa que se viene abajo, así como se derrumban sus sueños a medida que avanza la trama.
“Lecciones de fe” bien podría llamarse “Lecciones de democracia”. Se está exhibiendo en el Teatro Racional de Barranco, y se me ocurre que los primeros en la fila deberían ser los alcaldes distritales, porque los ayudaría a recordar lo que significa incumplir sus promesas electorales. Al menos, a los espectadores/electores la puesta en escena nos recuerda que nada lloverá del cielo por obra y gracia de una medalla milagrosa. Que la divinidad, cualquiera que sea, así como las autoridades, no siempre contestan el teléfono a los ciudadanos de a pie porque están muy ocupados. Y que política y religión no son solamente una cuestión de fe.
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